domingo, 15 de enero de 2012

Te aseguro que esté donde esté, te echo de menos.

A mi chica de Garwey:
Eres un angel por ir a ver a mis padres.Ya te dije que mi madre no te odiaba, bueno en fin..ya no.
Estás en mi fuerte donde solía ir a meditar.
Aqui es donde me quede pensando en ti,después de vernos por primera vez.
Al principio no me parecistes real,nunca había visto tantos colores en una chica,pero era como si siempre hubieras estado alli,tu y todos tus colores.
¿Recuerdas lo primero que me dijistes?
-Me he perdido.
A mi no me parecistes estar perdida.
Lo de no hablar no duró,al poco tiempo ya no podía hacerte callar.Pero estabas encantadora intentando impresionarme con William Blake y tus grandes planes.
Yo no tenía ni idea de que hablabas,pero no podia evitar que me gustara escucharte.
En ese momento me enamoré de tí.

 Querida Holly, no tengo mucho tiempo.
No literalmente, sino porque has salido a comprar helados y volverás pronto. Ésta será la última carta, sólo me queda una cosa por decirte: Esta carta no es para que me recuerdes ni para que compres una lámpara, puedes cuidar de ti misma sin mi ayuda.
Es para decirte cómo me he sentido, cómo me has cambiado, me has convertido en un hombre queriéndome, Holly, y por eso te estoy eternamente agradecido, literalmente. Quiero que me prometas algo: Que nunca estarás triste o insegura o perderás por completo la fe, que tratarás de verte con mis ojos. Gracias por aceptar ser mi esposa, soy un hombre que no se arrepiente. Qué suerte he tenido. Tú has llenado mi vida, Holly, pero yo sólo soy un capítulo de la tuya. Habrá más, te lo prometo.
Y ahora viene el gran consejo: No tengas miedo a volver a enamorarte, prepárate para esa señal que parece el fin del mundo.
Posdata: Siempre te amaré.

No hay comentarios:

Publicar un comentario